La historia que nos narra el amigo, compañero y activista Jose Cuadrado (@Josemola) tiene un sabor fresco y un tacto suave, pero una gran contundencia a la hora de llamar a las cosas por su nombre.

La lectura de Menos Drama y Más Banana se hace desde el minuto cero agradable y cómplice con las escenas y situaciones que recrea. Iniciamos un pequeño recorrido por la vida de un joven gay que nos llevará a momentos y situaciones que nos interpelarán y nos harán meditar sobre episodios de nuestra vida y de cómo afrontarlos, y en el mejor de los casos, de cómo solucionarlos.
Mi pequeño grano de arena en la construcción final del libro se tendría que basar en una reflexión desde el punto de vista del activismo LGTBI, y más específicamente de la lucha contra la LGTBI-fobia. Como muy bien nos recuerda el autor en diversas ocasiones, la banalización de la homofobia, de la transfobia y de la bifobia es uno de los peores recursos con los que muchas veces nos intentan fulminar desde diferentes discursos y mensajes conformistas e integradores.
La invisibilización de la LGTBI-fobia en muchos de los escenarios donde se interrelaciona el colectivo, suele ser una realidad. Bajo la excusa de no politizar los espacios de ocio, se nos ofrecen muchas veces mensajes carentes de significación respecto a cuestiones vitales para nuestro devenir diario, como la salud y el re-conocimiento de nuestros derechos.
A lo largo de los distintos capítulos del libro, los personajes se van a encontrar con realidades que, si bien en ese preciso momento no pueden discernir, tendrán una importancia significativa en sus vidas. Es aquí donde Jose Cuadrado, con el mismo tono fresco y suave al que hacía referencia al principio, sabe construir un mensaje directo donde ‘la contundencia’ se convierte en la protagonista de la narrativa. De un modo didáctico y absolutamente documentado, el autor se permite la licencia de convertirse, por unos momentos, en la voz de la consciencia, y nos aporta todos los datos necesarios para hacer efectiva la correspondiente denuncia de casos de LGTBI-Fobia, como serán en esta ficción, unos insultos homófobos por parte de un interventor de tren hacia el protagonista.
¿Qué hacer en una situación así?, ¿te callas?, ¿no le das importancia? Depende de cada uno, la decisión es personal, pero una cosa está clara, el colectivo LGTBI no goza de todos los derechos que actualmente tiene (y hace años se negaban) por haber permanecidos callados. Y pensar ‘solo ha sido un insulto’ es banalizar… Por lo tanto, coincido totalmente con esta reflexión y con la advertencia de la defensa sin fisuras de la dignidad del colectivo. No podemos callar la violencia que sufrimos en diversos espacios y ámbitos de nuestra vida por desconocimiento, por miedo o por falta de recursos.
En el caso concreto de Cataluña, el Parlament aprobó el 2 de octubre de 2014 una Ley pionera en el mundo para erradicar una de las peores lacras existentes en la actualidad: la LGTBI-fobia, y se aprobó fruto de la lucha incesante del movimiento de Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales.
Es absolutamente necesario no bajar la guardia y exigir a los poderes públicos que implementen de forma total y efectiva todos los recursos, protocolos y mecanismos que estén a su alcance -en el caso de Cataluña, la citada Ley 11/2014- para que de este modo, podamos vivir y gozar de nuestra sexualidad con la plenitud de nuestros derechos y sin ser objeto de burlas. El estigma que todavía existe hacia las personas LGTBI debe contar con la vacuna adecuada para eliminar tantos siglos de represión y discriminación.
Y a través de Menos Drama y Más Banana, podréis transitar por un mundo literario que es cercano y conocido por todos nosotros; un universo en el que, además, debemos saber trabajar para poner fin al drama de la LGTBI-fobia, y por el camino, si queremos, podemos acompañarlo de unas buenas bananas.
Eugeni Rodríguez
Presidente de l’Observatori Contra l’Homofòbia (OCH) de Cataluña
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